viernes, 5 de febrero de 2010

LA EVOLUCIÓN DEL PRIMER TRASPLANTE DE CARA-



Este es un video realizado 18 meses después de la intervención quirúrgica.
Se puede ver como moviliza los músculos de la mímica e incluso puede sonreir..

Isabelle Dinoire, nacida en 1967 en Francia fue la primera persona en recibir un trasplante parcial de cara con éxito tras una intervención realizada por los cirujanos Bernard Devauchelle y Jean-Michel Dubernard el 27 de noviembre de 2005 en el hospital de Amiens.

Un triángulo de tejido facial que incluía la nariz, boca y barbilla fue extraído de una donante con muerte cerebral, Maryline Saint-Aubert, una profesora de 46 años hospitalizada en Lille, e injertada a la paciente.

La operación duró 15 horas, asistida por un equipo de 45 personas que trabajó para injertarle el triángulo de tejido facial, con la dificultad que representaba la unión de arterias, venas y músculos y adaptarlos a la forma del cráneo de la paciente. El resultado fue una nueva cara, un rostro híbrido que no se asemejaba ni al original de la paciente ni al de la donante. En el procedimiento médico también se le traspasaron células de la médula ósea provenientes de la donante para reducir las posibilidades de rechazo, junto con un injerto de un fragmento de piel en el pecho, que actúa como centinela para monitorear reacciones adversas.

Uno de los momentos más delicados fue la unión de una pequeña arteria entre la cara de la paciente y el injerto. Al quitar las pinzas de la arteria, no brotaba sangre, ya que estaba bloqueada por un coágulo. El Dr. Devauchelle hizo una incisión bajo la mandíbula de Dinoire para alcanzar la arteria por debajo del coágulo y así poder unirla al injerto. Al suturar la arteria y retirar las pinzas y comenzar a circular la sangre el color apareció gradualmente en el injerto.

La familia está segura que el perro, que fue sacrificado, mutiló a Isabelle por accidente. Creen que el daño se produjo cuando el perro, al ver que ella no se despertaba, se puso más y más frenético y comenzó a arañarla y morderla.

"Fue durante la noche; yo estaba profundamente dormida debido a una gran cantidad de somníferos. Al despertarme, algo comatosa, cogí un cigarrillo para deslizarlo, con un gesto automático, entre mis labios. Era imposible. Se caía. No había nada que lo sostuviese. Sin entender nada me dirigí al espejo del baño. Y lo que vi reflejado era irreal: mi cara sanguinolenta no era más que un gran agujero. La nariz, los labios, la barbilla, la mayor parte de mis mejillas habían desaparecido. Me dije: es absurdo, imposible, no me acuerdo de nada, no puedo ser yo. La perra me miraba y lamía la sangre del suelo. Yo estaba hecha polvo, como ausente".

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