martes, 31 de mayo de 2011

Sin tabaco, podrían evitarse cinco millones de muertes anuales en el mundo



Durante la gestación el tabaquismo puede producir abortos espontáneos.
El tabaquismo causa más de 5 millones de muertes por año en el mundo y alrededor de 110 personas fallecen por día en Argentina por enfermedades relacionadas al consumo de cigarrillos, informaron distintos estudios difundidos a propósito de celebrarse el martes el Día Mundial sin Tabaco.

También en este marco, el Ministerio de Salud de la Nación lanzó una guía para promover una maternidad libre de humo, ya que entre un 15 y 20% de las embarazadas en Argentina son fumadoras, lo que lo convierte en uno de los porcentajes más altos del mundo.

Además, según la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo realizada en 2009, el 26% de las mujeres en edad fértil son fumadoras, mientras que un 34% está expuesta al humo ajeno.

“El uso de materiales específicos de autoayuda para la mujer embarazada ha demostrado aumentar las tasas de abstinencia y prevenir recaídas. Este tipo de asesoramiento puede incrementar las tasas de abandono del cigarrillo entre el 30% y el 70%, y se recomienda que sean integradas a las rutinas de controles perinatales”, dijo Mario Virgolini, coordinador del Programa Nacional de Control del Tabaco.

Durante el período de gestación el tabaquismo puede producir abortos espontáneos, malformaciones congénitas (paladar hendido, labio leporino y malformaciones cardíacas), bajo peso del bebé al nacer, muerte súbita en la etapa de lactancia y, en algunos casos, síntomas de abstinencia en el bebé.

Desde 1933 existen registros mundiales que afirman que la nicotina, principal sustancia que genera adicción al tabaco, es absorbida por la lecha materna, y se concentra allí casi tres veces más que en la sangre de la mujer embarazada.

Los daños del tabaquismo pasivo también afectan a los niños, ya que les puede provocar asma, bronquitis, menor desarrollo de los pulmones, otitis más frecuentes, trastornos de conducta y de aprendizaje.

Además, estos chicos tienen más posibilidades de ser adictos a la nicotina y de padecer otros factores de riesgo como diabetes tipo 2 y obesidad; y a medida que entran en la adultez, tienen mayores probabilidades de padecer cáncer de pulmón, en comparación con aquellos niños que viven en ambientes libres de humo de tabaco.

Un estudio de la Alianza Libre de Humo Argentina (Aliar) reveló que alrededor de 110 personas mueren por día en Argentina por enfermedades relacionadas con el cigarrillo, por lo que la entidad instó a la sanción de la ley nacional de control del tabaco.

La médica Verónica Shoj, coordinadora nacional de Aliar que reúne a más de 100 organizaciones antitabáquicas, sostuvo que "esa ley es urgente porque resguarda la salud de toda la población de las devastadoras consecuencias del tabaco y la exposición al humo".

"La ley nacional de control de tabaco que espera ser tratada en Diputados es el ejemplo de una norma que plantea medidas económicas y altamente efectivas, para salvar vidas", explicó.

Otro estudio difundido ayer informó que el tabaquismo causa más de 5 millones de muertes por año y que el 80 por ciento de los fumadores vive en países en vías de desarrollo.

"Existe una relación inversa entre el nivel de ingreso y el consumo de tabaco: las clases bajas consumen más que las altas", explicó Agustín Ciapponi, autor principal del trabajo "Revisión sistemática de la relación entre tabaco y pobreza".

Si el consumo de cigarrillos continúa al mismo ritmo, para 2030 se cobrará 8 millones de vidas, indicó el estudio que fue encargado por la Organización Mundial de Salud al Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria (IECS) y difundido por la agencia de noticias DPA.

"Los grupos de menores ingresos y los jóvenes de entre 15 y 44 años son los más afectados por la pandemia de tabaco, que profundiza la brecha entre ricos y pobres", sostiene el estudio.

Es que, de acuerdo con Ciapponi, "la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), el cáncer de pulmón y los infartos cardíacos afectan más a los pobres porque están menos cubiertos por los sistemas de salud. El tabaquismo potencia la inequidad de las sociedades", dijo Ciapponi.

El especialista aseguró que la relación inversa que existe entre nivel de ingreso y el consumo de tabaco (a mayor ingreso, menor consumo) "se acrecentó en los últimos 20 años. En ese período, el consumo de tabaco entre mujeres creció notoriamente".

Según la investigación, los hombres fuman más que las mujeres pero ellas están cada vez más cerca de alcanzarlos. "No es precisamente una batalla ganada en la guerra de los sexos. Es un perjuicio enorme para la salud femenina porque las mujeres registran cáncer de pulmón cada vez con más frecuencia", sostuvo.

Según informó el Ministerio de Salud de la Nación, la mayoría de los riesgos que registra la persona que fuma son reversibles si deja de fumar, especialmente a temprana edad.

"Las personas que dejan de fumar antes de los 30 años, igualan los años de sobrevida que tendrían si nunca hubieran fumado, y ganan más de 10 años de expectativa de vida", dice el informe de la cartera sanitaria argentina.

Desde 2005 está vigente el acuerdo mundial para reducir el consumo del tabaco, pero según la OMS, la aplicación de este Convenio Marco para el Control del Tabaco (CMCT) está tardando demasiado tiempo.

Con motivo del Día Mundial Sin Tabaco, que se conmemora el 31 de mayo, la OMS reiteró el llamamiento urgente para la implementación del convenio, que entre otras cosas contempla la prohibición de la publicidad de tabaco.

lunes, 30 de mayo de 2011

La enfermedad del pulmón negro, un mal que crece entre los mineros


La enfermedad del pulmón negro, una de las causas de mortalidad entre los trabajadores de las minas de carbón, vuelve a aumentar después de 30 años desde que el Congreso norteamericano aprobó leyes de minería más duras, coinciden expertos en salud y seguridad. El 75 por ciento de los 29 mineros que murieron en abril del año pasado en la explosión de la mina Upper Big Branch, de West Virginia, tenía signos de enfermedad del pulmón negro.

La reaparición de la enfermedad surgió durante un estudio sobre el peor desastre en cuatro décadas en las minas de carbón de los Estados Unidos. Y lo hace cuando subieron los precios del carbón y se acusó a algunos operadores mineros de reducir las medidas de seguridad para aumentar las ganancias.

El 75 por ciento de los 29 mineros que murieron en abril del año pasado en la explosión de la mina Upper Big Branch, de West Virginia, tenía signos de enfermedad del pulmón negro.

“Esa (…) es una cifra terrible, en especial por la edad de algunos de esos trabajadores”, dijo Davitt McAteer, que dirigió el estudio realizado a pedido del ex gobernador Joe Manchin. El informe responsabilizó a la empresa Massey Energy por fallas de seguridad: “El compromiso del operador con la producción fue a costa de la seguridad”.

Eso incluyó sistemas de ventilación inadecuados e incumplimiento de los estándares de control del polvo de roca. En su respuesta, Massey no se refirió a la cuestión de la enfermedad del pulmón negro, pero señaló: “Nuestro objetivo es hallar respuestas y tecnologías que hagan la mina más segura”.

El polvo del carbón es una de las principales causas de enfermedades pulmonares, como la neumoconiosis de los trabajadores del carbón (CWP por sus siglas en inglés), enfisema, silicosis y bronquitis, lo que se conoce colectivamente como pulmón negro.

Esto provoca deterioro pulmonar, discapacidad permanente y muerte, pero se puede prevenir, como todas las enfermedades laborales. El sindicato United Mine Workers (UMW) estima que unos 1.500 ex trabajadores de minas de carbón mueren anualmente por esa enfermedad. Hoy hay 130.000 mineros de carbón en Estados Unidos, comparado con 760.000 en 1927, según el Departamento de Trabajo.

Datos del Instituto Nacional de Seguridad Ocupacional y Salud (NIOSH) revelan que la incidencia de los casos de la enfermedad del pulmón negro disminuyeron entre 1977 y comienzos de la década de 1990, con la sanción de la ley Coal Mine Safety and Health Act, pero esa tendencia se detuvo en 1995-1999 y la incidencia de la enfermedad creció desde entonces.

En los trabajadores activos con más de 30 años de antigüedad, la prevalencia de la CWP bajó del 35 por ciento en los 70 al 7 por ciento en los 90. Pero creció un 10 por ciento a mediados del 2000, según NIOSH.

Entre 1995 y el 2004, más del 75 por ciento de las muertes por CWP ocurrió en los estados con minas de carbón (Pensilvania, West Virginia, Virginia y Kentucky). Sólo en Pensilvania, se registró casi la mitad de todos los decesos por CWP. “Sigue cobrándose la vida de mineros y hay sitios clave, como la zona sur de West Virginia y la zona este de Kentucky, donde opera Massey”, dijo el portavoz de UMW, Phil Smith.

Aunque en la mayoría de las minas existen máscaras y dispositivos respiratorios, Smith señaló que muchos mineros no los usan. La Administración de Seguridad y Salud Minera (MSHA) sostiene que, aunque no hay cura para la enfermedad, existen medidas que impone la MSHA para reducir la exposición a las partículas del polvo de carbón que pueden inhalarse.

“Aunque esas medidas están vigentes desde hace años, siguen surgiendo nuevos casos de pulmón negro en los mineros del país, aun en los más jóvenes”, informó la MSHA. Según el informe McAteer sobre el desastre de Upper Big Branch, la enfermedad del pulmón negro se detectó en 17 de las 24 autopsias realizadas.

Algunos de esos trabajadores tenían apenas 25 años y cinco tenían menos de 10 años de antigüedad en minas de carbón. “La prevalencia de la neumoconiosis en los mineros del carbón que murieron en Upper Big Branch sorprende y preocupa”, concluyen los autores del informe, en el que se recomendó que para el 2012, la industria y las autoridades estatales y federales adopten medidas para reducir el límite de exposición aceptable al polvo de carbón en las minas.

Un nuevo tratamiento disuelve los coágulos sanguíneos del tejido cerebral



Se trata de un ensayo clínico multicéntrico dirigido por investigadores de la Universidad Johns Hopkins, en Estados Unidos, y presentado por primera vez esta semana en la Conferencia Europea de Ictus celebrada en Hamburgo

Un nuevo tratamiento para un subconjunto de pacientes de ictus, que combina cirugía minimamente invasiva, técnicas de imagen ligadas similares a contar con un 'GPS para el cerebro' y el anticoagulante t-PA, parece ser seguro y efectivo.

Así lo ha demostrado un ensayo clínico multicéntrico dirigido por investigadores de la Universidad Johns Hopkins, en Estados Unidos, y presentado por primera vez esta semana en la Conferencia Europea de Ictus celebrada en Hamburgo (Alemania).

Este nuevo tratamiento fue desarrollado para pacientes con hemorragia intracerebral (ICH), un sangrado en el cerebro que causa un coagulo en el tejido cerebral. Este coagulo aumenta la presión y filtra sustancias químicas inflamatorias que pueden causar daño cerebral irreversible, que puede generar muerte o discapacidad.

El tratamiento usual para la ICH, tanto cuidados paliativos generales como control de la presión sanguínea y ventilación -que se considera el tratamiento estándar- como cirugías invasivas -que implican eliminar partes del cráneo para quitar el coagulo- tienen tasas similares de mortalidad, que van desde el 30 hasta el 80 por ciento, en función del tamaño del coagulo.

Para mejorar estas tasas de mortalidad y la calidad de vida de estos pacientes, el profesor de Neurología de la Universidad Johns Hopkins Daniel Hanley y su equipo desarrollaron y probaron un nuevo tratamiento en 60 pacientes de 12 hospitales en Estados Unidos, Canadá, Reino Unido y Alemania.

Después compararon sus resultados con los de 11 pacientes que recibieron sólo cuidados paliativos. Después de que los neurólogos diagnosticaran a los pacientes en el grupo de tratamiento con ICH en estos hospitales, los cirujanos taladraron hoyos del tamaño de una moneda pequeña en los cráneos de los pacientes cercanos a la localización del coagulo.

Con un software de alta tecnología neuro-navegacional que proporciona imágenes detalladas del cerebro, los médicos ensartaron catéteres a través de esos hoyos directamente en los coagulos. Usaron estos catéteres para suministrar por goteo t-PA en el coagulo durante hasta tres días a una de dos dosis: 0.3 miligramos o 1 miligramo cada ocho horas.

Los investigadores descubrieron que el tamaño del coagulo en pacientes tratados con ambas dosis se encogía en más del doble, en comparación con sólo el 1 por ciento en pacientes que recibieron sólo cuidados paliativos.

La comparación de los escáneres CT diarios mostró que los pacientes en los grupos de tratamiento cuyos catéteres fueron situados de la forma más adecuada a través de la parte más larga del coagulo presentaron la más efectiva reducción del tamaño del tumor.

Aquellos pacientes del grupo de tratamiento y del grupo de cuidados paliativos tenían una mortalidad de un 10 por ciento 30 días después del tratamiento, una tasa más baja que la clásica tasa de mortalidad alta esperada para esta condición.

Después de seguir a estos pacientes durante seis meses, los investigadores descubrieron que los pacientes tratados conseguían puntuaciones significativamente mayores en un test que medía la habilidad para funcionar en la vida diaria, en comparación aquellos que sólo recibieron cuidados paliativos.

En general, Hanley dice que el nuevo tratamiento parece ser una alternativa viable y prometedora al actual tratamiento estándar de cuidados paliativos o la cirugía invasiva. "Estamos confirmando que los pacientes se recuperan mejor si eliminamos la mayor cantidad de coagulo posible, pero su eliminación por métodos más suaves parece ser la clave", ha señalado, apuntando también que reducir el tamaño del coagulo con un método minimamente invasivo es "fundamental para optimizar la recuperación del paciente".