Estamos rodeados de radiación. La mayor parte de la esta radiación está en forma de luz visible, luz infrarroja y ultravioleta, ondas de radio y microondas. Solo una pequeña proporción es radiación ionizante.
Los rayos X son un ejemplo de radiación ionizante. A diferencia de la mayoría de las otras formas de radiación, los rayos X pueden pasar a través del organismo. Esto hace posible utilizar los rayos X para proporcionar imágenes de las estructuras internas del organismo, que pueden ayudar al médico a realizar un diagnóstico sin tener que realizar una intervención quirúrgica.
Seguridad en dosis bajas
Al igual que otras formas de radiación ionizante, los rayos X pueden alterar el material genético de las células y causar mutaciones que aumentan el riesgo de cáncer. Sin embargo, la cantidad de rayos X utilizados en la mayoría de los procedimientos diagnósticos es tan pequeño que el riesgo es tan extremadamente bajo, que casi puede decirse que es cero. Los expertos afirman que asumiendo este mínimo riesgo se consigue información que puede ser vital para el diagnóstico de una enfermedad que puede poner en riesgo la salud, y en algunos casos, la vida del paciente. Sin embargo, y a efectos de máxima protección, se asume que los mismos efectos que ocurren a dosis altas pueden ocurrir a dosis bajas, por lo que el máximo interés está en reducir la exposición al minimo posible. Los avances tecnológicos han posibilitado la reducción de la cantidad de rayos X que se utilizan hoy en día. Hace solo 50 años, las dosis eran mucho más altas y la calidad de las imágenes mucho menor.
Múltiples exploraciones no parecen aumentar el riesgo
El beneficio obtenido en cuanto a la información diagnóstica gracias a los rayos X es muy superior al mínimo riesgo asociado con esta exploración. Asimismo, los estudios sugieren que el riesgo no aumenta por múltiples exploraciones. Por esta razón no se ha puesto límite al número de exploraciones médicamente necesarias con rayos X que pueda necesitar una persona. No obstante, no se deben de hacer más de las estrictamente necesarias.
Medición de la radiación
Una persona normal está expuesta a solo 360 mrads (milirads, 1/1.000 de rad, la unidad básica de medida de radiación) de radiación ionizante anualmente. Y la mayoría de esta proviene de fuentes naturales como la radiación cósmica y las emisiones del suelo y la tierra que contienen elementos radiactivos como el radón y el uranio. La intensidad de esta exposición ambiental a la radiación varía según la localización geográfica. Los rayos X producidos por una fuente artificial de radiación ionizante, representan el 11% de la exposición anual media, mientras que el radón, un gas radiactivo presente en nuestro entorno, contribuye a un 55% de la exposición total.
Las dosis de rayos X de las exploraciones radiológicas se miden tanto en la piel como en las gonadas, testículos y ovarios, así como en la médula ósea. Se ha elegido estos órganos por su relación con el sistema reproductor y la salud general. Para determinar la exposición, es necesario contemplar conjuntamente las dosis de un órgano específico. Estos niveles son mucho menores que los de la piel. Por ejemplo, la dosis cutanea de una radiografía de columna lumbar es de 280 milirads, mientras que la dosis en la médula ósea de la misma radiografía es de sólo 10 milirads.
El riesgo para todas las fuentes es bajo
¿La exposición media a todas las fuentes de radiación ionizante constituyen un riesgo? Probablemente no. El efecto más probable de todo ello es practicamente cero. Teóricamente es posible que la dosis media pueda causar problemas, pero no se puede medir, el resultado es demasiado pequeño. La mayoría de los estudios han demostrado que dosis inferiores a 5.000 milirads no constituyen un riesgo.
La resonancia magnética y la ecografía no utilizan rayos X
Estos dos tipos de técnicas diagnósticas de imagen no utilizan rayos X. La resonancia magnética utiliza ondas de radio, una forma de radiación no ionizante. La ecografía utiliza los ultrasonidos, ondas sónicas. Niguno de ellos rompe los enlaces moleculares en la forma que lo hacen las radiaciones ionizantes.
Rayos X durante el embarazo
El riesgo para el feto de exposición a los rayos X diagnósticos es muy bajo. Sin embargo, hay que advertir siempre de que se está embarazada. Si es necesario someterse a una exploración de rayos X durante el embarazo, se pueden tomar precauciones adicionales para minimizar la exposición del feto a la radiación.
Una exploración muy valiosa
Las exploraciones con rayos x proporcionan información valiosa sobre la salud y juegan un importante papel al ayudar el médico a realizar un diagnóstico certero. La investigación continúa para producir las mejores imágenes con la mínima radiación posible, emitiendo la mínima cantidad posible de rayos X.
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