En la Argentina hay 5000 personas en espera de un trasplante de riñón y 25.000 en diálisis. Probablemente muchas de ellas no habrían llegado a esa condición si hubieran controlado precozmente su función renal cuando el deterioro aún se desarrollaba sigilosamente, sin dar signos ostensibles.
Es más: sin llegar al trasplante ni a la diálisis, los últimos estudios en pacientes cardíacos indican que la insuficiencia renal es un factor de riesgo independiente que impacta negativamente en el riesgo cardiovascular, tanto como los niveles elevados de colesterol o las dislipidemias.
Pero aunque un sencillo análisis de sangre permite hacer una primera evaluación de cómo están trabajando los riñones -la medición de creatinina-, frecuentemente se soslaya hasta que la disfunción ya está avanzada.
"Los pacientes están siempre preocupados por su colesterol, pero ni ellos ni muchos médicos se acuerdan de analizar cómo está su función renal", dice el doctor Pablo Raffaele, jefe de Nefrología de la Fundación Favaloro y del nuevo centro modelo para el tratamiento integral de la enfermedad renal que, en sociedad con Fresenius Medical Care, hoy inaugura aquella institución a poco metros de su edificio principal (en Entre Ríos 436).
"La insuficiencia renal da síntomas en estadios ya avanzados . Sin embargo, los trabajos epidemiológicos muestran que incluso en etapas muy incipientes, en las que todavía se puede hacer mucho, tiene un efecto muy negativo en la evolución de los pacientes."
Los riñones son filtros de exquisita precisión. Reciben la sangre bombeada por el corazón y eliminan las sustancias tóxicas. "Generan un ajuste minuto a minuto de la composición de la sangre -detalla el especialista-: tenemos que mantener continuamente la misma concentración de sodio, de potasio... de modo que los riñones eliminan lo que sobra por la orina y reabsorben lo que falta en una adaptación permanente para preservar el medio interno que baña las células."
Hoy, los especialistas creen que la disfunción renal genera estrés oxidativo en el organismo, cuya consecuencia es una suerte de arteriosclerosis acelerada, un daño endotelial que explica el aumento del riesgo y la evolución negativa de los pacientes.
Un marcador confiable"La creatinina se produce normalmente en el músculo y se elimina solamente por el riñón -afirma Raffaele-. Entonces, hay una tasa habitual de producción y otra de eliminación. Cuando disminuye la eliminación de creatinina porque el riñón filtra mal, su nivel en la sangre empieza a subir. Y aunque en sí misma no es tóxica, indica que estamos en presencia de un estado tóxico, que es la insuficiencia renal. Es un muy buen marcador, porque es muy fácil de medir, aunque tiene algunas fallas en cuanto a su correlación con la función renal. Pero epidemiológicamente y para un primer chequeo la creatinina sola puede alcanzar. Como punto de corte, se toma un parámetro de referencia para el hombre de 1,5 mg/dl y para la mujer, 1,4."
Precisamente para instalar la necesidad de controlar la salud renal y anticiparse a las complicaciones, el nuevo Centro Modelo de Nefrología y Diálisis se propone la atención integral del paciente renal, tanto en las etapas tempranas como en las crónicas y terminales.
"Queremos implantar una visión polivalente de la insuficiencia renal, desde los estadios iniciales, para mejorar la prevención, retrasar la progresión y disminuir el impacto en el riesgo cardiovascular -dice Raffaele-. Para esto, contamos con equipos bien entrenados para intervenir en los otros factores de riesgo cardiovascular, como la diabetes, las dislipidemias y el tabaquismo."
Entre las novedades que se proponen ofrecer figuran tratamientos para la insuficiencia cardíaca refractaria en pacientes a los que ya no les hacen efecto los diuréticos (un programa contra lo que en la jerga médica se conoce como síndrome cardiorrenal). Y avances tecnológicos de punta en terapias extracorpóreas en pacientes críticos (como el "hígado artificial" para el soporte de pacientes en casos de falla hepática aguda o para su sostenimiento durante el período de espera para un trasplante de hígado, desarrollado recientemente por Fresenius en Alemania).
"También nos facilitan una tecnología de punta para poder medir el agua del paciente que está en diálisis, una de las cosas más difíciles de saber -agrega Raffaele-. Así podremos conocer cuánta agua hay que sacarle a la persona que se está dializando, algo que favorece mucho la prevención."
El proyecto contempla además la creación de una nueva residencia en Nefrología y se plantea ofrecer entrenamiento de médicos y enfermeros en la Universidad de Lyon, en Francia.
Dotado de 40 puestos de diálisis, este nuevo centro se inaugura hoy a las once de la mañana, pero se estima que comenzará a recibir pacientes a principios de enero.
PREVENCION
- Evitar el abuso de analgésicos y antiinflamatorios (más de dos gramos diarios de aspirina o ibuprofeno durante tiempos prolongados), que pueden generar enfermedad renal por su efecto antiprostaglandínico. Las prostaglandinas son hormonas naturales del riñón que generan vasodilatación y aseguran una buena circulación renal.
- Controlar la función renal y si hay proteínas en la orina (proteinuria). La presencia de proteínas en la orina es un elemento de impacto negativo en la evolución de la hipertensión y de la diabetes. Es una manifestación de estrés oxidativo.
- Seleccionar los tratamientos que preservan el riñón y retrasan la evolución negativa de la insuficiencia renal.
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