Un estudio del Hospital Clínic de Barcelona, en colaboración con el Instituto Karolinska de Estocolmo, ha revelado que la memoria a corto plazo, que en un principio se localiza en la zona parietal, posee la capacidad de ampliarse hacia la zona prefrontal del cerebro.
Este fenómeno, equivalente a la ampliación de la memoria del disco duro de un ordenador, confirma que la memoria a corto plazo es como una pizarra temporal necesaria para conectar el presente, pasado y futuro, y que es fundamental para el funcionamiento cognitivo. Hasta ahora nunca se había estudiado como estas dos áreas participaban en la memoria de trabajo, lo que demuestra que la capacidad para almacenar elementos simultáneamente se relaciona directamente con la inteligencia. Este estudio se ha realizado mediante esquemas matemáticos. Se le hizo la prueba a 25 personas sanas a las que se les hizo un test de memoria visual dentro de un aparato de Resonancia Magnética Funcional. Esto confirmó que cuanto más se activa la corteza prefrontal, más capacidad tiene la parietal para retener información visual a corto plazo.
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