lunes, 20 de septiembre de 2010

El rol de los pediatras para evitar que los chicos se expongan al humo tabacal

Efecto del tabaco en niños y embarazadas no fumadoras.

Una encuesta realizada a pediatras evidenció la necesidad de mejorar la capacitación de los especialistas para aconsejar en forma efectiva a los padres a fin de que no expongan a sus hijos al humo de tabaco en los hogares, en los automóviles y en otros espacios. La exposición al humo de tabaco ajeno es un grave problema de salud pública en la Argentina. De acuerdo con datos de la encuesta mundial de tabaquismo en jóvenes, que fue impulsada por la Organización Mundial de la Salud y realizada a nivel nacional en el 2007, el 55 por ciento de los adolescentes de 13 a 15 años convive con un fumador. Esta cifra supera el promedio mundial que es de un 47 por ciento.

Diversos estudios muestran que lograr que padres y convivientes no fumen en el hogar ni en el auto disminuye ampliamente la exposición al humo y sus consecuencias”, afirman los doctores Paola Morello, Bruno Linetzky y Julio Kaplan en un trabajo titulado “Conocimiento, actitudes y prácticas de los pediatras argentinos respecto de la exposición infantil al humo de tabaco ajeno”, publicado en los Archivos Argentinos de Pediatría.

  Kaplan y Morello son parte del equipo de la Fundación Cáncer, que trabaja hace años en la prevención del tabaquismo y la exposición al humo de tabaco ajeno, particularmente en los niños. Para ellos “hace mas de 20 años que se sabe que la exposición involuntaria al humo del tabaco ajeno es una causa prevenible de morbilidad y mortalidad, tanto en fumadores como en no fumadores.

  Se trata de una amenaza para la salud de los niños, pues se asocia con un mayor riesgo de bajo peso al nacer, disminución de la función pulmonar, infecciones respiratorias, tos y sibilancias, empeoramiento del asma, otitis y síndrome de muerte súbita del lactante.

  Teniendo en cuenta el rol clave que pueden jugar los pediatras para prevenir la exposición de los niños al humo de tabaco, los especialistas realizaron una encuesta a 1126 pediatras del país para determinar cuánto saben y qué prácticas llevan a cabo para reducir la exposición infantil al humo de tabaco ajeno. La mayoría de los pediatras encuestados eran de la ciudad autónoma de Buenos Aires (33,5 por ciento), de la provincia de Buenos Aires (25 por ciento), Santa Fe (6,5 por ciento), Córdoba (3,5 por ciento) y Mendoza (3,5 por ciento), entre otras provincias.

Resultados de la encuesta. El 43 por ciento de los 1126 pediatras que respondieron la encuesta, pregunta siempre por la exposición al humo de tabaco durante la consulta, el 29 por ciento lo registra siempre en la historia clínica, el 80 por ciento dice aconsejar siempre a los padres para que no fumen en el hogar y menos del 40 por ciento motiva siempre a los padres para que dejen de fumar. “Estos porcentajes son bajos; sobre todo teniendo en cuenta que preguntar y registrar toma menos de un minuto de la consulta”, señaló Morello.

  El 60,3 por ciento había completado el módulo sobre exposición al humo de tabaco ajeno en los niños, del Programa Nacional de Actualización Pediátrica del año 2005. “El programa tiene el propósito de concientizar y capacitar a los pediatras y constituye una iniciativa de la Sociedad Argentina de Pediatría. El módulo del 2005 explica los efectos de la exposición al humo del tabaco ajeno sobre la salud de los niños y el rol del pediatra durante la consulta para prevenir dicha exposición”, indicó.

  Asimismo, 609 pediatras (54 por ciento) habían leído el consenso de tabaquismo en la revista de la Sociedad Argentina de Pediatría, un documento destinado a pediatras, que reúne la evidencia científica relacionada con la prevención del tabaquismo y de la exposición al humo de tabaco ajeno en los niños.

  Por otra parte, el estudio evidenció que los pediatras fumadores preguntan menos y motivan menos a los padres con relación a la necesidad de proteger a los niños de la exposición al humo de tabaco. “Este dato no es menor y nos hace reflexionar sobre cómo puede influir la conducta del médico en su trato con el paciente”, subrayó Morello.

  Pese a que la bibliografía científica mundial y el consenso de tabaquismo publicado en la revista de la Sociedad Argentina de Pediatría en el 2005 promueven que los pediatras utilicen la consulta para evaluar la exposición al humo de tabaco en el hogar u otro ambiente, registrarlo en la historia y aconsejar su eliminación, los coordinadores del estudio observaron que era muy bajo el porcentaje de pediatras que seguía esas directivas.

  “Sorprende también que los conocimientos relacionados con los efectos de la exposición al humo de tabaco en los niños no sea el adecuado. Sobre todo para patologías como el síndrome de muerte súbita del lactante y las enfermedades del oído medio para las cuales existe evidencia de una relación causal con la exposición al tabaco”, destacó.

  Los pediatras tienen un rol clave en la prevención y promoción de la salud de sus pacientes. “La exposición al humo de tabaco tiene consecuencias serias en la salud de los niños no sólo a corto plazo sino también a largo plazo. La misma puede ser evitada con medidas muy simples como lograr que los hogares y automóviles sean 100 por ciento libres de humo”.


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