domingo, 17 de enero de 2010

EL HOMBRE PARARRAYOS



Diariamente se desencadenan en el mundo unas 44000 tormentas que producen una media de 8 millones de rayos. Pese a esto, las probabilidades de que uno de estos rayos caiga sobre tu testa a lo largo de tu vida es de 1/60000 aproximadamente, más o menos las mismas de que te toque la lotería jugando todos los días. Las probabilidades de que un rayo te caiga en dos ocasiones es prácticamente inexistente y así continuamos de forma exponencial hasta calcular la probabilidad de que un rayo caiga sobre ti en nada más y nada menos que siete ocasiones.

En este caso, la probabilidad es de 1 entre 320 septillones o lo que es lo mismo, un 320 seguido de 24 ceros.

Pues esto es lo que le sucedió al bueno de Roy Sullivan, que figura en el Guinness de los récords por ser la persona que más veces ha recibido el impacto de un rayo y que, curiosamente, no murió por esta causa. En realidad, su encuentro con rayos aumenta hasta en 9 ocasiones, pero en dos de ellas no fue él quien lo recibió, sino la persona que se encontraba a su lado.


Roy Sullivan nació en un pequeño pueblo de Virginia en 1912. No tardaría mucho en tener su primera experiencia con los rayos puesto que, con corta edad, mientras se encontraba en el campo trabajando con su padre, éste recibió un rayo que impactó en la hoz que usaba para segar el trigo. En esta ocasión no les sucedió nada grave a ninguno de los dos.

En 1942, Sullivan trabajaba como Guarda bosques en el Parque Nacional de Shenandoah, en Virgina. Estando en la torre de vigilancia, se desencadenó una tormenta eléctrica y Roy recibió un rayo que entró por su pierna y salió por el dedo gordo de su pie.

Tras un par de décadas de descanso, en 1969, mientras conducía su camioneta descapotable le cayó otro rayo que, aparte de chamuscar sus cejas le hizo perder el conocimiento y accidentarse, aunque no fue demasiado grave la cosa. A partir de aquí, ya fue el no parar.

Un año después, en 1970, cuando se encontraba en la puerta de su casa, se vio de nuevo alcanzado por otro rayo que le provocó quemaduras en un hombro.

En 1972, estando Roy trabajando en la oficina de los Guardabosques, un rayó entró por una de las ventanas y le chamuscó literalmente todo el pelo.

Todavía el pelo no le había crecido del todo y, de nuevo, en 1973 otro rayo le alcanzó mientras conducía y volvió a quemarle toda la cabellera. En esta ocasión Roy iba preparado y pudo apagar el fuego con el agua de una cantimplora que se acostumbró a llevar siempre encima por si las moscas.

Otro rayo, de nuevo, cayó sobre él cuando se encontraba paseando por el campo junto a su esposa en 1974, cuando comenzó a formarse la tormenta, Roy echó a correr para librar a su mujer del impacto. En este caso, el rayo impactó en uno de sus tobillos.

Finalmente, en 1977, mientras se encontraba pescando en un lago, otro rayo impactó sobre él y en este caso, si que tuvo que ser hospitalizado con graves quemaduras en pecho, estómago y piernas.

Roy Sullivan cayó en una tremenda depresión. En el lugar se conocía como “El hombre pararrayos” y, como es lógico, nadie quería estar demasiado cerca de este hombre tan electrizante. La gota que colmó el vaso fue un último rayo que impactó en el tendedero mientras su esposa tendía la ropa en casa. Hasta su mujer acabó por alejarse de él, y Roy acabó suicidándose con su arma reglamentaria en 1983. A día de hoy se desconoce el motivo del porqué algunas personas como Roy Sullivan atraen de este modo a los rayos.

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